No le digan a los carniceros / que en cada vaca hay un cisne.
Hernán Rivera Letelier
Muchacha, huye del cuchillo
cuando aún sea posible, cada seductor
es un larvado carnicero.
No permitas que sus dedos terroristas
se cobijen en tu espalda,
sólo quieren arrancarte las plumas.
No dejes que su boca besadora
deslumbre de algas tus pezones
o derrame aromáticas especias
sobre tu vientre acurrucado.
Jamás cultives en tu Monte de Venus
perfumados verdores de perejil
de albahaca ni tomillo
que sólo despertarás sus apetitos.
Arranca de tu jardín todo asomo de laurel
y oculta el oloroso diente del ajo campesino;
no vaya a ser que hierva la avaricia
en el fondo oscuro de la olla
y el seductor no pueda contenerse
e introduzca en el agua alborotada
el bello cuerpo implume
que entonces ya serás.
Perdón por interrumpir en este blog literario. Tan solo lo hago porque conocí a Alejandra Basualto en 1964, cuando ambos iniciabamos nuestra vida y eramos muy jóvenes. Ambos trabajabamos para una oficina de procuradores de Patentes y Marcas comerciales Sargent & Krahn en Santiago de Chile. Hoy al leer estas maravillas que escribes, no hago mas que felicitarte muy sinceramente por tu trabajo y desearte lo mejor en tu carrera literaria.
ResponderEliminarEspero te acuerdes de mi, aunque ya hace mucho que nos vimos por última vez. Yo era pololo de una amiga tuya por ese entonces, Laura y muchas veces fuiste una amable consejera. Estoy orgulloso de haber compartido contigo mi camino en esta vida.
Te saludo muy afectuosamente, tu viejo ex-compañero de oficina Gerardo Diaz Undurraga, eltatum@roadrunner.com Los Angeles, California.