14.2.12

EL PIE


El pie del niño aún no sabe que es pie,
 y quiere ser mariposa o manzana.
Al pie desde su niño. Pablo Neruda.



El pie sometido
parte siempre a media marcha
como si algo impredecible
le humedeciera los zapatos,
le fuera amarrando los pasos,
como si los huesos
resquebrajados de tanto soñar
guardaran en lo recóndito
un pequeñito deseo
de huir  imperdonable,
de correr libremente
por senderos desmalezados
a campo traviesa por los claros

El pie encadenado
no conoce de pisadas repentinas
ni zapateos en el ruedo.
El pie prisionero está cesante
de encargos o requerimientos
apresurados.

Sabe que su condena
es mantenerse apenas arrimado
a una mesa vacía
restregándose en las patas de la silla
como un perro con muchas pulgas

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