ZURDA
En el comedor los ojos de la monja son cuchillos sobre mi mano izquierda. Viene
amenazante pero la cuchara sigue firme en mi mejor mano.
-Niña, ¡Te he dicho que es mala educación comer con la
izquierda! Y los puntitos bajo sus cejas gotean piedras sobre el plato que se
enfría.
-¡Toma la cuchara con la derecha y come!
Obedezco, pero la cuchara se vuelve difícil y los
garbanzos manchan mi pechera antes de llegar a la boca. Además, se me cerró la
garganta, no puedo tragar y, por último, esta comida es mala y no la quiero.
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