El martillo
de
la
sangre
convoca
tempestades
arremete
y no desdeña
subterráneos
mazmorras
siluetas grises
horas filudas
descampados
El martillo
es una boca
una mano
un
respirar
sin nombre
rostro
palabras
es solo
sangre
herida
despojo
y tanto
desamparo
Cuando
la noche
arremete
no hay serruchos
martillos
ni clavos
solo
fiereza
hielo
dientes
Nada hay
que custodie
ya
nuestros
sueños
Excelente poema. Intenso. Siento en él, mi sangre al martillar en mi cerebro, Fiereza, hielo ...y tanto desamparo. Gracias, Alejandra, amiga. Gran poema.
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