No es fácil contar sólo con
una sonrisa rota y tu letra diminuta
dibujando un poema
que aún no logro descifrar,
y tus nueve gatos
¿o eran trece?,
tampoco decirte
adiós.
No vayas a creer que puedes huirte ahora
de la efímera
gloria entre comillas
aunque te repugnen
los fuegos de artificio
y resoplen con
furia los remedos
del último verano
en la frontera.
Pasajero de este
tren desvelado,
acaso regreses en
la estación que se aproxima
para recolectar
todas las manzanas
expulsadas del
paraíso.
Te mando un beso
esta mañana de abril,
la última de tu
encierro, la primera
del molinero amable
que serás.
El sur te espera
con sus frías monedas de plata,
para cubrirte los
ojos como al angelito del velorio,
aunque hayamos
perdido las alas de nuestras infancias.
Ahora, un poco de viento
otro poco de
árboles cargados de lluvia
y ya nos vemos.
Que lindo Alejandra! Un abrazo feliz!
ResponderEliminargracias, amiga.
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