El martillo
de
la
sangre
convoca
tempestades
arremete
y no desdeña
subterráneos
mazmorras
siluetas grises
horas filudas
descampados
El martillo
es una boca
una mano
un
respirar
sin nombre
rostro
palabras
es solo
sangre
herida
despojo
y tanto
desamparo
Cuando
la noche
arremete
no hay serruchos
martillos
ni clavos
solo
fiereza
hielo
dientes
Nada hay
que custodie
ya
nuestros
sueños