19.2.18

MEDIANOCHE



La medianoche dormita
entre viajeros enlutados
y las calles escapan a ciegas.
La luna es una rueda
que insegura ante el ojo desemboca
y nuestros cuerpos avanzan
extrañamente pálidos.
Mi sueño es un cielo sin cerrojos
y el hilo que sujeta los sonidos
se deshace.
Vacilo ante multitud de puertas agotadas
de no morir siquiera un poco
y me dirijo a las ventanas.
Una mujer de yeso
asoma su impúdica mirada
y no responde.
Y sé que me voy destiñendo
en esta orilla extranjera
donde todos llevan máscaras.
Y la noche corre conmigo
con la prisa de no llegar.

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